miércoles, 8 de agosto de 2012

A la mitad del camino

Mi vida no es un desperdicio. Al menos yo no la quiero ver así. Quizá esto sea suficiente para salir avante de momentos como éste, cuando parece que desvanezco en medio del vicio de ser individualista del mundo entero. Así también yo, adiestrado a sentirme mal por muchas cosas, difícilmente controlable por los instantes de felicidad que suceden cada vez dos semanas. Hoy escucho una canción nostálgica mientras recuerdo la tarde aquella, de pie enfrentados, con la llovizna ligera que dio paso al aguacero. Al lado de unos lavaderos deshechos por el uso; sin mucho qué decir de mi parte, sino más bien un cúmulo de tormentos absurdos dichos a manera de soliloquio.

El absurdo pasado no rige mi vida. Definitivamente ya no desde que el presente alargó su tiempo. Ahora se trata de cómo atrapar los instantes felices para hacerle frente a los momentos dolorosos. Entonces me doy cuenta que la respuesta la tuve apenas hace unos días, cuando en una reunión del más alto nivel para nuestro país, un hombre expresó esto: "el dolor es humano, pero muy humano; no obstante, el sufrimiento y la amargura, son opciones". Genial forma de definir la realidad de un montón de gente que avanza por el camino de la existencia y no se esfuerza por dejar una huella perdurable y eterna que la haga eludir a la muerte...

Se disipaba mi mente. La consciencia retornaba a su estado consciente. Sin ganas de besarla. Ya no sé dónde me sitúo. A la mitad del camino es muy optimista. Quizá esté avanzando más rápido. Estoy atrapado en el vaivén de situaciones que van calando una madurez cada vez más inmediata y no por ello completa. No sé qué pasará cuando me encuentre solo en este departamento. La necesidad de vivir acompañado se hizo necesaria, indispensable. Espero haber dado el salto. Aunque no sé si haya retorno. No sé si la realidad a la que esté a punto de ingresar sea 2013, 2014, 2015... Simplemente sé que se aproxima y no hay vuelta de hoja.

Ya en el futuro cruento, atrapado en este presente turbio o arrojado a los caprichos de un pasado imborrable, mi vida es ésta y ahí está... desenvolviéndose sin tapujos al escribir esto....