martes, 21 de julio de 2009

La lección aprendida

Cuando pienso en el sentimiento de amistad recurro a ejemplos trascendentes, situaciones que marcan la historia debido a la exaltación de los valores que hacen del ser humano el más complejo. Las pasiones se contraponen a los sentimientos de tal forma que generan un inacabable conflicto que desemboca en el sentido de la vida. A veces reímos y otras lloramos; exaltamos el ánimo de vivir y amar, así como sentimos la pérdida de algo o alguien. Conforme avanzamos en la vida comprendemos de forma distinta lo que entraña. Nuestras preocupaciones cambian y el tiempo que empleamos en ellas también. ¿Cuándo somos felices? Quizá cuando alguien nos dice: "te quiero", porque comparte nuestra dicha o dolor y eso significa que le importamos. Pero déjame contarte algo que yo descubrí en días recientes; nunca antes había valorado las cosas de tal manera. 

El fracaso y la adversidad se aprestaron frente a mí, me humillaron y dejaron a la deriva. Al enfrentarlos tuve la primera impresión de estar solo, pero después comprendí que no era así. Por una parte Dios me fortalecía animándome a resistir; por la otra, a fin de apoyarme alguien hacía más de lo que decía.

Las palabras carecen de sentido si no se ponen en práctica y a veces no son necesarias para realizar acciones que cambian el rumbo de las cosas. Cuando la tristeza me consumía, una mirada, una sonrisa, incluso una invitación, cambiaron el rumbo de las cosas. El destino me tenía preparada una sorpresa, el preámbulo de una reivindicación con éxito. La voz en mi conciencia me invitaba a asentir y consentir las acciones de una persona, la indicación fue dejar que los momentos transcurrieran sin planeación, simplemente espontáneos. La valía de alguien tiene que ver con su ingenio para mejorar la situación de otros, no es con palabras es con acciones, e insisto, las cosas deben tomar su propio rumbo. Tres días y una lección, el amor demostrado en acciones y el ánimo formando parte de las situaciones; los personajes de la historia: Dios, mi amigo y yo.


Rumbo al éxito, son varios los tropiezos que se deben enfrentar; el miedo no debe amedrentar las ganas de superarnos. Hay personas que harán lo imposible por hacernos sentir mal, pero también hay otras que estarán ahí pase lo que pase, extendiendo su mano para sujetarnos e impulsarnos. La amistad tiene que ver con hechos grandiosos. Tal vez es la relación humana más difícil de todas y, sin embargo, la más constructiva. No me gusta el pesimismo; cuando la gente me cuenta historias de fracaso acerca de las personas a las que conocieron, me asusta que los humanos seamos tan egoístas. Las relaciones se truncan por desinterés e indiferencia, no porque sea nuestra naturaleza fracasar. La lealtad, la reciprocidad y la confianza cimientan la convivencia entre dos personas; cuando no se ponen en práctica simplemente se trata de interés. Cuán equivocado estaba al pensar que al final del camino lo único que queda de la amistad son imágenes y recuerdos. La verdad es que la amistad trasciende la parte estática de la mente y se envuelve en la parte dinámica del corazón. La vida es un absurdo, cierto, pero no tiene que transcurrir como tal, los hechos grandiosos que ocurren en nuestra vida y que resultan de la convivencia con los demás tienen un sentido superior.

En la madrugada del domingo no dormía, en cambio, observaba una historia que es mi aliciente. De forma espontanea compartía la sala con un compañero. Inmersos en la noche y en el viaje captamos las imágenes de una historia llena de contrastes. El sueño no impidió conocer una historia sobre amistad como pocas hay. Al otro día amaneció distinto, los tres días y la lección aclararon la realidad; el fracaso se transformó en ganas, ¡ganas de triunfar! Unos días bastaron para acumular el coraje suficiente para encarar la vida, los límites se han expandido y los sueños están más latentes que nunca.

Hoy descubrí que las acciones cambian a las personas y pueden tomar diversas formas. Como lo dije antes, basta un gesto o la compañía de alguien, mientras pienso en esto, recuerdo que la filosofía de la amistad se puede resumir en una invitación. Una invitación que trasciende las barreras de la individualidad para ser el acto de convivencia más grande: tan sólo cuenta conmigo.

martes, 14 de julio de 2009

La consumación de lo esperado

Frente a mí la realidad que entristece y detrás de ésta la expectativa que florece. Anhelo que los días pasen y traigan consigo el alivio a la presión pero anhelo más que hoy sea un nuevo comienzo. Nunca es tarde para enmendar los errores y mucho menos para tomar una actitud distinta ante la vida. Más allá de las vanalidades humanas existe un propósito para todos, divino propósito que es nuestra responsabilidad atender. Preguntaba hace poco si vivimos en la predestinación o en el libre albedrío, la respuesta me confundió más, "predestinación es libre albedrío". Las decisiones que tomamos no son más que el plan que con antelación conoce el Todopoderoso. Por ello, frente a la realidad que entristece, o la trágedia en términos más fatalistas, estoy decidido a levantar la cara, a luchar por reivindicarme ante el juicio social no por quedar bien con mis semejantes sino para demostrar que detrás de mí el Señor ya trazó mi destino. Aunque haya derrotas el camino por recorrer es grande y la expectativa de triunfo aún más!