Último partido de la copa mundial de fútbol de Sudáfrica para la selección mexicana de fútbol. Tévez ultimó al Tri con un gol en fuera de lugar y un golazo desde muy buen lugar.
En 2006, recuerdo la magia del botín de Maxi Rodríguez, quien en tiempo extra dejó estupefactos a argentinos y mexicanos. Hoy en Johannesburgo la historia fue similar sólo por los equipos. En realidad el fútbol mostrado por los jugadores fue distinto al de hace cuatro años. El empate de la cita pasada llevado hasta su última consecuencia (el gol de Maxi) recorrió las bocas de la afición con la sentencia: "jugamos como nunca, perdimos como siempre". Después del inexplicable inicio del Bofo, las manos de mantequilla del Conejo Pérez y el error del oaxaqueño Osorio, hoy pronunciamos: "jugamos y perdimos como siempre".
En 2006, recuerdo la magia del botín de Maxi Rodríguez, quien en tiempo extra dejó estupefactos a argentinos y mexicanos. Hoy en Johannesburgo la historia fue similar sólo por los equipos. En realidad el fútbol mostrado por los jugadores fue distinto al de hace cuatro años. El empate de la cita pasada llevado hasta su última consecuencia (el gol de Maxi) recorrió las bocas de la afición con la sentencia: "jugamos como nunca, perdimos como siempre". Después del inexplicable inicio del Bofo, las manos de mantequilla del Conejo Pérez y el error del oaxaqueño Osorio, hoy pronunciamos: "jugamos y perdimos como siempre".
Escenarios distintos marcan las vidas de los jugadores argentinos y mexicanos, lo digo con conocimiento de causa. Leí El Diego de la gente, autobiografía del actual técnico argentino, así como El miedo escénico y otras hierbas de Valdano. Además, ayer vi la película "El Polaquito" que trata sobre la vida del adolescente argentino que lucha por salir adelante, y si bien no se centra en el fútbol, arroja alguna idea de por qué muchos niños y jóvenes en ese país se dedican a la pelota en vez de dedicarse a la escuela.
En México, el fútbol también es una opción para salir adelante, a veces única; sin embargo, las posibilidades son mayores aquí. La desigualdad ingente en dos países de distintos hemisferios choca en un duelo deportivo. La seguridad de unos y el pesimismo de otros salta a la vista desde que se entonan los himnos nacionales. Un estadio pletórico admira exultante el espectáculo más popular del planeta, el que genera emociones tales que se llora o se ríe intempestivamente.
En México, el fútbol también es una opción para salir adelante, a veces única; sin embargo, las posibilidades son mayores aquí. La desigualdad ingente en dos países de distintos hemisferios choca en un duelo deportivo. La seguridad de unos y el pesimismo de otros salta a la vista desde que se entonan los himnos nacionales. Un estadio pletórico admira exultante el espectáculo más popular del planeta, el que genera emociones tales que se llora o se ríe intempestivamente.
En fin, qué rescatable viene a ser para México contar con una nueva figura. Después de este mundial, Cuauhtémoc Blanco, la figura de millones de seguidores y por lo menos dos generaciones prepara su retiro ya aplazado en varias ocasiones. Un nuevo gladiador en la cancha reúne el perfil del futbolista exitoso, del mexicano aguerrido. Síntesis del jaguar de las selvas tropicales del sur y del águila de las estepas yermas del norte. Con carácter y decisión pero sobre todo: humildad, Javier Hernández es ya un icono de la renovación deportiva del país y por supuesto del fútbol.
Sin temor a arder en el infierno del Manchester United, "El Chicharito" es admirado con exaltación y vitoreado unánimemente al salvar la honra de más de cien millones de mexicanos que se estremecen como la red ante el disparo del jalisciense.
Con fervor sentí las notas de nuestro himno y miré la bandera en medio de África, deposité mis esperanzas de aficionado en la creatividad de mi equipo, hundí las pupilas absortas en la pantalla y me conmoví mirando a un joven de mi edad hincado ante el cielo en el centro de la cancha...
Dispuesto a entregarse a su deber.
Sin temor a arder en el infierno del Manchester United, "El Chicharito" es admirado con exaltación y vitoreado unánimemente al salvar la honra de más de cien millones de mexicanos que se estremecen como la red ante el disparo del jalisciense.
Con fervor sentí las notas de nuestro himno y miré la bandera en medio de África, deposité mis esperanzas de aficionado en la creatividad de mi equipo, hundí las pupilas absortas en la pantalla y me conmoví mirando a un joven de mi edad hincado ante el cielo en el centro de la cancha...
Dispuesto a entregarse a su deber.
Nota: Consumir chicharos ayuda a soñar despierto.