"Yo no sé qué, qué las mató, el tiempo, la ausencia...
Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta...
Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas...
En un rincón, en un papel o en un cajón...
Como un ladrón te acechan detrás de la puerta...
Te tienen tan a su merced como hojas muertas...
Que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes y...
Nos hacen que lloremos cuando, cuando nadie nos ve..."
Coartada la libertad, volver a aquellas épocas que vivimos felices debe
de ser más fácil. Aunque libres, muchas veces no volvemos a ese pasado por
temor de no avanzar en la idea del "progreso mejor". En cualquier
caso, un tiempo de rosas es el que podemos vivir cada mañana si nos lo
proponemos.
Si estamos dispuestos a coger el tren antes de que marche de la
estación.
2 comentarios:
Cuando el fuego tiene aroma a rosas, pero no sólo a rosas, también aroma a historia.
Parece que Serrat pretende hacer una evocación de la cruel, como cualquiera, "Guerra civil española". Sin embargo, nos lleva más allá, a su filosofía acerca de la vida. Un tiempo de rosas, insisto, puede ser -y quizá debe ser- cada mañana.
Publicar un comentario