viernes, 14 de mayo de 2010

Eran muchas las horas y algunos... recuerdos

Eran las diez de la mañana y corría por el circuito de Viveros Coyoacán. Parejas de novios, bien distintas, caminaban tranquilamente por las calles del parque, y otras apaciblemente conversaban en las bancas. El sudor en su frente liberaba las tensiones y demostraba esfuerzo en el novato corredor. Decenas de personas le acompañaban, de todas las edades caminaban, trotaban o corrían; otras preferían hacer yoga en los verdes pastos. Eran las once de la mañana y esperaba al amigo afuera del metro. Después del retraso, conversó con aquel "loco" sobre sus planes e hizo memoria de anécdotas dignas de risotadas. Eran las doce y el mediodía se notaba soleado desde su ventana, dio trámite a algunos pendientes y se preguntó: - Y ahora qué como? El refrigerador estaba vacío. Eran las dos de la tarde y un pariente ni tan lejano y aproximándose a ser cercano le llamó para invitarlo a comer; benditas coincidencias!

Eran las tres de la tarde y caminaba por una de sus avenidas predilectas. Entró a la book store y saludó a aquel Doctor. -Sálvese quien pueda! (rió)... la respuesta no se hizo esperar: -Hiciste lo correcto. Eran las cuatro de la tarde y sentados en aquel restaurant de comida mexicana dialogaban acerca de los últimos acontecimientos familiares, sociales, políticos, académicos, sentimentales e incluso económicos; terapia a medio pozole! Eran las seis de la tarde y miraba a las multitudes enajenadas por el consumismo; ancianos y niños mirando aparadores en el moderno centro comercial. Antes de cabilar sobre el por qué de tantas compras, quedó absorto enfrente de los cristales de Springfield.

Eran las ocho de la noche y aprendía chino (o al menos lo intentaba) de la mano de una profesional, además contactaba y comentaba con algunos amigos por la red. Eran las diez de la noche y la invitación a una fiesta de mariachis en una escuela fresa, - o sea no sé si puedo ir he... le animó y formó parte del convivió entre contemporáneos con facha de intelectuales e intelectuales con facha de contemporáneos. Eran las 11:59 de la noche y no supo si irse a dormir; por alguna razón estaba intranquilo. Tal vez tenía mucho que contar en su blog al día siguiente y apenas podía ordenar sus ideas porque después de tres días y cuatro noches, así como había mucho que contar, tenía mucho que olvidar.

5 comentarios:

FAN dijo...

No estoy loco no estoy loco no estoy loco

Anónimo dijo...

Bienvenido de regreso a los mil demonios y los mil ángeles del Distrito Federal.

ENR dijo...

Yo fui el primer anonimo en esta entrada. Jejeje

ali dijo...

Ahhh los recuerdos,esos quedan en el pasado pero siempre los recreamos en el presente,por esta razón,en caso de recuerdos tristes nunca curamos la cicatriz que dejo una tragedia, o un amor dolido quizás.

=D

tami dijo...

Hablamos creyendo no ser escuchados pero simpre habra alguien que encuentre en las palabras perdidas el motivo de continuar,jamás te des por vencido mi querido proximo presidente ... un abrazo y cuenta conmigo simpre.