sábado, 11 de diciembre de 2010

Vaivenes y bienes

El frío de la madrugada enchinaba su piel en la habitación que rentaba en la metrópolis. Al medio día sudaba al caminar tomando café por una de sus avenidas, buscando encontrar un objeto sin características definidas. Una noche antes, acudió a celebrar a un amigo cuya virtud era el arte, entendido como música, entendido como carácter. La verdad, tres meses fueron suficientes para alimentar un cariño sincero hacia sus compañeros del colegio. La confianza lo cimentó, sobre todo, con su amigo amante a las baquetas y batacas.

Decidió aprovechar el sábado e ir al cine a distraerse. Así mismo, observó con el marinero de otra historia el árbol de navidad gigante y sus colores deslumbrantes. Lo admiró al tiempo de comentar con su acompañante los pormenores acerca de su sentir sobre la amistad y los bienes. Bienes que muchas veces afectan lo verdaderamente importante, al punto de quebrar sentimientos humanos por interés pasajero.

Hacía semanas que hizo un pacto con su "conciencia". Le prometió que bloquearía de su mente a quien le hacía daño, con la intención de perdonar pero, sobre todo, olvidar. Aquella voz perenne le contestó que por hay del 24 de diciembre ya ni se acordaría. Debía aprovechar el tiempo en el cierre del año de sus reivindicaciones que, no obstante, reflejaba cierta incertidumbre ahora que se miraba en el espejo con más barba y un destello débil en sus ojos cafés.

Cada vez se sentía menos llamado a su tierra natal. Se ligaba más fuerte al lugar que lo vio nacer para soltarlo al poco tiempo. Se sentía a gusto con el bullicio y las complicaciones de todos los días, que lo mismo lo obligaban a recorrer muchas estaciones de tren para trasladarse de la escuela al trabajo que correr de sus perseguidores en el campus y en la oficina. Aunque varios intentaban sitiar su proyecto y acorralar sus convicciones, encontraba en la bondad de corazón de sus amigos, en especial, del artista y del marinero, un aliciente para encarar el fin de un ciclo...

P.D. La astucia lo posicionaba frente al vértigo de su momento y el verdugo de su conciencia insistía en torturar sus emociones.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

aaa!! AMANTE DEL ARTE!! =D es magnifico esta entrada! TQm!!

Eduardo Muss dijo...

si o k¡¡ ya te gusta mas la mala vida,, vaa

FAN dijo...

En ese caso Bruno, se escribe "Asimismo" no "Así mismo". Y no quiero entrar en discusiones tontas donde termino pasándote el link a la RAE donde explica el por qué de la regla y tu de necio que todavía así lo sigues negando. Pero se escribe junto, "asimismo".