viernes, 1 de abril de 2011

Apatheid palestino

En la UAM de Xochimilco se presentó una conferencia sobre el conflicto entre Palestina e Israel en Medio Oriente. El expositor era un joven que promueve el respeto a los derechos humanos y califica la ocupación de su país como terrorismo israelí. Básicamente a causa de que Naciones Unidas reconoció a un país en otro país que ya existía, como parte del saldo de la Segunda Guerra Mundial. Cisjordania y Gaza son territorios ocupados por colonos israelíes que amedrentan a la población civil árabe; la violencia sistemática de sus fuerzas de seguridad los tiene hacinados. Comenta que llegan a esperar tres horas para cruzar un puesto de revisión sin razón alguna. Sus trabajos dependen del ánimo de los soldados.

El Apartheid palestino cuenta una estrategia perversa en un muro de 786 Km de extensión que alcanza una altura de nueve metros en algunos lugares. La fuerza de su Estado, comenta el joven, se ve reducida a cuestiones turísticas y de coordinación necesaria para sobrellevar la ocupación. En realidad no hay Estado palestino pero sí una sociedad civil aterrada por las armas y actitudes de sus ocupantes. Construyen sobre sus ruinas, dividen los caminos para unos y otros, invaden su intimidad, etc. Constantemente organizan protestas pacíficas que son repelidas y cuando menos ignoradas. Israel quiere fuera de un territorio que llegó a ocupar a millones de palestinos que sobreviven en una tierra que ya no les pertenece porque el Derecho Internacional así lo concedió tácitamente.

África ha despertado, sus árabes deponen dictadores, se manifiestan en contra del abuso. En Medio Oriente, la política sionista no se justifica. El Estado totalitario que es Israel viola los derechos de todo hombre y de toda mujer, su estrategia de guerra es un motor de destrucción moral que siembra el odio de los viejos en sus jóvenes; acrecienta las diferencias étnicas y denigra a la raza humana. La diversidad es un bien superior que incluso se sustenta en un principio religioso: el libre albedrío. Ojalá los seres humanos estén a tiempo de rectificar y no repetir lo que fue su mayor tragedia. La sangre no se venga, se valora y evita.

1 comentario:

Francisco Moreno dijo...

Interesantes planteamientos. Se me hace algo muy irónico que el pueblo judío promueva tanto la memoria de la infamia nazi y que esté cometiendo atrocidades en el lugar que, como mencionas, se les concedió tacitamente por el Derecho Internacional. Saludos...