En
una coyuntura marcada por un entorno económico internacional incierto, el
respaldo del Consejo Coordinador Empresarial a la política económica mexicana
no es asunto protocolario sino consenso fundamental para el rumbo del gobierno
federal. Este respaldo hacia los gobiernos en turno se ha mantenido en la
medida que el modelo neoliberal en México aventaja a los grandes empresarios.
Si los dueños del capital ven superadas sus expectativas de ganancias es señal de
que México se mueve. Pero a la cúpula empresarial no solo le interesa evitar
las pérdidas y expandir sus negocios. El poder económico marca agenda. Así en
las grandes economías de mercado, así en los países en desarrollo como el
nuestro. No fue una moda que de repente los cabilderos asaltaran San Lázaro
pues la apertura democrática viene acompañada de considerar a las grandes
empresas como jugadores que buscan, si es posible, cambiar las reglas del juego
para ganar.
Durante
los últimos tres años un oaxaqueño llevó las riendas de la organización que
representa los intereses de las 12 cámaras más importantes del sector
productivo del país. En un país donde la única ruta de largo plazo para vencer
la pobreza es fomentar el empleo bien remunerado, la opinión del empresariado
es muy importante. En el contexto de la segunda transición mexicana esta
opinión se volvió necesaria para el diseño de las políticas públicas por lo que
de suyo representa aglutinar tantos capitales. Pero también, el CCE se erigió
garante del proceso político. Con el mal recuerdo que queda de la injerencia en
el proceso electoral de 2006 en el que su participación se exacerbó en apoyo a
Felipe Calderón; hace tres años los hombres y mujeres de negocios que hacen
política decidieron comprometer a los candidatos en una Agenda por México para
garantizar la viabilidad de sus propuestas ex ante. El portavoz entonces fue Gerardo
Gutiérrez Candiani, quien se convirtió en una de las voces más influyentes de la
agenda pública cotidianamente, lo mismo opinando de hidrocarburos,
telecomunicaciones, calidad de la educación, combate al crimen o cuidado del
medio ambiente.
Hay
que seguir la línea de esos discursos para entender la lógica de los negocios
que no es la misma en política aunque converjan siempre en algunos puntos. Eso ocurrió
este lunes cuando el presidente saliente del CCE hizo un recuento de sus logros
al frente del sector mientras el buró político mexicano escuchaba atento, ahí
estaban los tomadores de decisiones del país y una audiencia selecta que
aplaudía entusiasta en las pausas para tomar agua de Gutiérrez Candiani. Peña
Nieto fue pródigo en elogios para el oaxaqueño, recordó que en su periodo se alcanzaron
logros importantes gracias a su liderazgo. Explícitamente señaló: “quiero
agradecerle porque su gestión coincide con la mía, fuimos parte del diálogo
constructivo que permitió que hoy tengamos 13 reformas estructurales que dan
mejores asideros para el desarrollo de nuestro país”. Al centro de la mesa se
veía, más que al presidente de un grupo de empresarios serios, a un joven líder
sonriente, que asentía a las palabras del presidente con complicidad, como
quien tiene muchas ambiciones por delante.
Para
nadie es un secreto que Gutiérrez Candiani quiere gobernar su estado natal. Sin
embargo, se enfrenta con el filtro que representan los partidos políticos, en
ninguno de los cuales ha militado. Pero esa característica significa una
ventaja en esta época. Los candidatos ciudadanos, después del efecto Bronco en
Nuevo León, llegaron para quedarse. De ahí que el PRI les haya dado la
bienvenida en su más reciente sesión de su consejo político nacional. Las
cartas ciudadanas abren el juego a sectores que ya no se sienten representados
por los políticos tradicionales y en esa cancha juega el empresario oaxaqueño.
Ser fiel de la balanza de las relaciones entre el poder político y el poder
económico con buenos resultados en un período de transición, es un logro que
nadie puede negarle a quien también presidió la Coparmex entre 2009 y 2011. Con
ese background, Gerardo, de formación
economista por el Tec de Monterrey, compañero de generación del gobernador
Gabino Cué, camina con un proyecto que —ante la “candidatitis” oaxaqueña—
augura avivar el debate público en vez de sumar lealtades complacientes.
Para
despejar dudas, en el destape de esta semana, el nuevo presidente del Consejo
Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, volteó a ver a su antecesor y
después de agradecerle su apoyo le expresó remarcando las palabras: “ten la
seguridad, estimado Gerardo, que todo el sector seguirá respaldándote sea cual
sea tu siguiente tarea”. Entre aplausos, las risas disimuladas inundaron el
salón, también en la mesa que compartían los precandidatos Alfonso Gómez
Sandoval y José Antonio Estefan Garfias, quienes cruzaron miradas serias. Llegó
la hora de aderezar la elección oaxaqueña.
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