miércoles, 5 de enero de 2011

Serpientes y ¿escaleras?

La pendiente del cerro indicaba que el final no estaba cerca. Poco a poco avanzaron debajo del sol ardiente y la seca vegetación del lugar que recordaba el nombre de un hombre perseverante en sus luchas terrenales. Sofocados por el ambiente, hicieron algunas pausas en la caminata para tomar aire y un poco de agua; no había que desperdiciarla en un escenario así. La solidaridad al compartir la pesada carga de víveres, bien ilustra el trabajo en equipo que debe existir entre amigos, y vaya que uno de los atletas se tomaba muy a pecho eso de la amistad.

Una serpiente se cruzó en el camino de tierra y piedras, espantó a la punta de la expedición que se resguardó con su acompañante. El miedo duró apenas unos segundos puesto que la serpiente, quizás más asustada que ellos, continuó su paso y mostró su espectacular color de piel en tonos verdes-cafecinos que se camuflajeaban con su habitat. Después de eso, ya nada le pareció igual al líder. Cualquier rama que se atravesaba parecía ser una serpiente y recordó la historia de la vara de Moisés, entre otros ejemplos serpentarios.

El otro caminante parecía disfrutar, enmedio del cansancio de algunos kilometros y la mochila que ahora cargaba, el hermoso paisaje que se abría ante sus ojos. Sobre todo el asunto de los azules del cielo. No es que "quien quiera azul celeste que le cueste", ya que hay un azul, que se mira a gran altitud y probablemente cansado, que parece más azul (así de abstracto). Tal que una cámara fotográfica no lo puede captar. Así pues, aquel miraba el firmamento incluso de espaldas.

Para acceder al bosque les dieron "báscula" como reza el dicho popular. Sus escasos pesos fueron a parar a los bolsillos de un posible guarda bosques a... la mexicana, que les cobró por la conservación de un bosque que por sí solo se conserva ¡vaya paradoja! En fin, una de las moralejas de las horas de caminata fue: "todo lo que sube, tiene que bajar". Excepto la panza, que con meses de disciplina alimenticia (metele todo lo que le quepa), se construye. La otra tiene que ver con los caminos que decidimos tomar para llegar a un lugar determinado.

Mayor importancia tiene lo último. Desde la cima se podían ver los caminos que los habían llevado hasta allí. Como una serpiente gigante se dibujaba el camino que rodeaba al cerro. Es decir, subían en una pendiente menos inclinada pero más larga. El político pensó en varias frases acerca de: "construir puentes" y por qué no, construir escaleras. Incluso miró un barranco como la primera posibilidad pero la prudencia que le inspiraba el ingeniero, lo hizo desistir. Finalmente, esa fue la mejor experiencia ganada: "dos son mejor que uno", y aún más cuando son genuinos en sus cualidades.

P.D. La vida es una constante escalada a un cerro que presenta serpientes y escaleras. Con las primeras puede el dominio propio o carácter; pero si piensas en las segundas, es mejor que tengas a un incondicional ingeniero cerca.

2 comentarios:

Jorge dijo...

Qué buena ond.
... al ir de caminante también me estantaba con algunas ramas que pensaba que eran otra cosa. Había una avispa que se emocionó mucho con la carne, creo que se quedó muchas horas más tratando de devorarla, probrecita, tal vez era su primera vez(y última).

FAN dijo...

No mames maik, nunca voy a poder leer un párrafo completo de lo que escribes.