viernes, 27 de enero de 2012

Para la libertad

Inicié clases en mi universidad, la Autónoma Metropolitana. Desde su campus al sur de la ciudad de México, he vivido dos semanas fructíferas. Antes, la presión por sobrevivir en medio de un ambiente hostil como el del centro de investigación donde estudiaba derecho, me producía nauseas y desgano. Ahora, luego de vivir la interdisciplinariedad y comprender la amplitud de conciencia social en que nos educan, puedo disfrutar mis alimentos a toda hora y divertirme. Étinne de La Boétie es uno de los autores que discuto en mi clase de Teoría del Estado. Hace tiempo que quería estudiar los temas de un curso así, y el tiempo se pasa rápido en las primeras sesiones. Sobre él, quiero expresar que me admira el profundo sentido de amistad que guardaba con Michel de Montaigne. Alguien atribuye a ambos la autoría del Discurso sobre la servidumbre voluntaria. En él, mi profesor se ha detenido para tratar el significado de la libertad. Éste es uno de los conceptos más elevados del género humano y su definición es compleja. Hemos analizado que por sí sola no sirve. Siempre debe ir acompañada de las vías para realizarse: el poder, la riqueza y, lo mejor, el pensamiento. Precisamente de esta cualidad, la de atreverse a pensar, nacen el hombre y la mujer verdaderamente libres.

He introducido de esta manera, lo que tiene que ver con mis vivencias de los últimos días. Pero especialmente de hoy, cuando mi mejor amigo me invitó a ver una película relacionada con su carrera: comunicación social. En el film, se retrata la historia real de un grupo de amigos fotógrafos. Los cuales se encuentran cubriendo los sucesos de la guerra civil en Sudáfrica, a fines del siglo pasado. Los periodistas gráficos enfrentan la dificultad ética de restringir su labor sólo a la técnica o involucrarse de alguna manera con los sujetos que capturan, en medio de la violencia desatada por el conflicto racial conocido como Apartheid. De por medio, se encuentran las relaciones personales de este sui generis grupo de amigos, quienes deben sobrevivir a la catarsis de sus emociones en pleno desangrar de gente inocente, a causa de un problema político. Para mí, representó observar otra vez la tragedia que acompaña al ser humano a su paso por la vida. Sin importar que tan bueno o tan malo sea, el destino lo condena, eventualmente, de algún modo, a enfrentar el dolor. Asimismo, valoré la responsabilidad que, como semejantes, debemos asumir para ayudar sin reparo. Dirigiendo nuestros esfuerzos por no sólo ser, sino también hacer felices a los demás. (Categoría abstracta esta de los demás. Bueno, voltee y al primero que vea).

El desenlace de la historia es el triunfo de Mandela, que antes que en ganar las elecciones presidenciales, estuvo en lograr la igualdad política para que millones de sudafricanos decidieran su propio gobierno. La Boétie siembra, ya temprano, la semilla de una sociedad en la que los individuos, libremente, decidan bajo cuál autoridad deben vivir. Ya que, plantea, por costumbre, se han dejado dominar por tiranos que no poseen ninguna virtud, y sí, en cambio, acarrean la ruina para sus vidas. He interiorizado de tal manera su pensamiento político, que me doy cuenta que siempre he estado cerca de las injusticias que impone el sistema social en mi país. De tal manera se decepciona uno del análisis cotidiano de esta vida pública, que prefiere volver la vista a lo privado; restringir los problemas. De algún modo, debemos sobrepasar la necesidad, entendida ésta como lo inevitable, y buscar innovar. Seguir la creatividad potencia los actos más sublimes, los que permanecen por siempre en los corazones. Y en la película observé esa creatividad. Ajena, quizá, a lo socialmente correcto, pero íntimamente ligada al espíritu humano. A lo que éste ha querido mostrar a través de los siglos como revelador de nuestras mayores glorias y de nuestras peores penas. Así en los fotógrafos, como en todos los oficios que no sólo se aprenden, también se encuentran y definen gran parte de lo que somos. La pasión es...

Pienso que pocas veces me la paso tan bien como cuando estoy en compañía de mi hermano. Cierto es que tengo más, como lo es que a todos los quiero igual. Lo que ahora digo es que el artista, baterista, cantante, fotógrafo, etc. me ayudó a entender algunas verdades personales. También reafirmó mi convicción de que hay que vivir la vida a plenitud y sin miedos. Por si fuera poco, complementó mis lecciones de "libertad" de mi curso, con un retrato fílmico de un pueblo que luchó por conseguirla. Como nosotros estamos dispuestos a hacerlo. Entregando la vida en ello si es menester. Porque, ¿qué es la vida, si no ese valor de disponer de ella para preservar los altos valores? Comentábamos que la virtud nos une, y entendemos como tal a poder crear, con sensibilidad, mundos nuevos. Donde venceremos el sufrimiento mediante el amor. Donde no será necesario escribir hazañas para saber... que ya las hemos realizado.

2 comentarios:

H. Sanders dijo...

Definitivamente ambos terminaremos escribiendo un libro, tu lo harás con las palabras exactas que describan nuestra gran aventura, mientras que yo complementaré tu historia con todas las fotos de nuestro tiempo.

Me alegra saber que nuestra hermandad se mantiene firme contra cualquier adversidad. Lo mejor de todo es que nuestra enseñanza, experiencia e incluso nuestras carreras se complementan, no solo para que ambos salgamos adelante, sino que también se complementan para sacar adelante el país. Te quiero mucho Bruñon jaja xD :D

H. Sanders dijo...

ME falto mencionar que también haré canciones jejeje