Primer momento
El joven come en un puesto de
memelas de la ciudad de Oaxaca, de fondo se escucha una cumbia. Más tarde, en
la ajetreada calle de 20 de noviembre entra al “20”, cuánta literalidad, lugar
donde confluyen el mezcal, la risa y los artistas. La rokola del lugar posee un
amplio repertorio que se inicia cuando un joven, contra todo prejuicio, pone
“Nothing Else Matters” de Metallica. Las cantinas oaxaqueñas dejaron, si lo
fueron alguna vez, de ser propiedad de Los Tigres del Norte y Los Temerarios.
Después, otro joven, con el mismo entusiasmo, inserta muchas monedas, la
máquina fosforescente devuelve solo una canción:
“Mezcalito”.
“Brinda con el pensamiento
gotita lluvia de calor,
mi culpado vijí
es por mi culpa Señor.
Bebí de tu memoria
aroma tierra agave y sol
yo soy la que le gusta este castigo mejor…
Gota gota gota gotita de mezcal
gota gota gota gotita de mezcal”.
Lila Downs la dedica a Sola de
Vega, lugar de visita frecuente para el escucha. Los caminos que lo llevan
están marcados por el peligro de la sierra pero también por la alegría sincera
de sus habitantes.
Segundo momento
Los dos caminaban hacia sus propias citas, uno
se graduaba de ingeniero ese día. Un taxi, el castigo eterno de la ciudad de
México cuando hay tráfico, o sea siempre. Equivocó el rumbo el ingeniero y
pidió regresar. El otro no hizo más que bajarse y caminar a la estación de
Metro, de ahí a la Condesa, conversación a las 10 de la mañana con quien quiere
ser, desde ahora, senador. Plática provechosa sobre la vida, la trascendencia,
la forma es fondo, las relaciones entre vascos y andaluces. De vuelta el
estudiante se detuvo a comprar un libro en el Bella Época, cómo no iba hacerlo si sus lecturas le dan cariño.
Tercer momento
Caos eterno. Momentos de
reflexión. Cascada de imágenes y lección: “Guten tag Ramón”. La película trata
sobre un joven que intenta cruzar cinco veces a los Estados Unidos sin éxito,
(reminiscencias de “La maravillosa vida breve de Marcos Abraham”, revisar en
Letras Libres). Después de su última experiencia de supervivencia se va a
Alemania. Ahí no encuentra a su contacto, la tía de un amigo que le ayudaría a
conseguir trabajo. Se pierde en calles con nombres extraños y escucha el
alemán, ese idioma como ruido, dirá en algún momento. Una retirada lo ayuda. Lo
lleva a vivir a su edificio y Ramón por fin halla estabilidad. En el camino hay
merengue, tambora, chiles, tacos, tequila y amor. El mexicano y una mujer alta
como una elfa. Ramón se enamora de sus ojos azules, le sonríe con la
tranquilidad de una puesta de sol.
Soledad y solidaridad, las dos
con inmaculada s. Personajes que a su alrededor miran desiertos: de arena y de
nieve. El conflicto del retirado con alta calidad de vida que no tiene a nadie
y el joven desempleado y sin educación que tiene futuro. La solidaridad de
ambos. El recordatorio de que las personas somos más que personas. Podemos
entregarnos, darlo todo, vivir y amar, pensionarnos y morir, sin esperar
recibir nada a cambio.
Cuarto momento
Puck llevó el rubí de los humanos
a los subterráneos. Los gnomos se burlaron de él, los irritó tanta
superficialidad. El viejo sabio les contó la historia del verdadero rubí, el
que se hizo luego de que la enamorada tiñó con su sangre hirviente de amor los
diamantes. Se trata del sentimiento más profundo, que permite juntar los labios
de quienes se aman aun cuando sus cuerpos estén encarcelados: en el fondo de la
tierra, en la soledad de un jardín de flores.
Nuestra última Cervantes, Elena
Poniatowska, en su discurso de aceptación frente a lo que queda de nobleza de
la monarquía española, ataviada del traje de tehuana que tejen las mujeres del
Istmo de Oaxaca, recordó la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, la monja
jerónima que entendió que la única batalla que vale la pena es la del
conocimiento.
“Dante tuvo la mano de Virgilio
para bajar al infierno, pero nuestra Sor Juana descendió sola y al igual que
Galileo y Giordano Bruno fue castigada por amar la ciencia y reprendida por
prelados que le eran harto inferiores”, señaló con índice de fuego.
Quinto momento
Quiero tomarte de la mano, que
amemos la ciencia juntos y así escapar de las órdenes de este mundo. Tomar
mezcal mientras escuchamos música, comprar libros, disfrutar el cine, perder el
tiempo debajo de los sauces, incluso ir adonde se fabrican esos diamantes de sangre.
Volar como Pock, con esa sonrisa pícara sobre el cielo de París, para alcanzar
nuestros sueños más allá de nuestros impuestos fuegos fatuos.
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